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23.02.2015
Respuesta de la UE a la crisis de Ucrania
En las elecciones parlamentarias anticipadas del 26 de octubre, los ciudadanos de Ucrania se expresaron con claridad y decisión a favor de la paz, de la estabilidad y de una vía europea y proclive a las reformas para su país. Este año, las autoridades ucranianas han conseguido una doble legitimidad en las elecciones presidenciales y parlamentarias, además de la posibilidad de gobernar con determinación para alcanzar este fin. Las elecciones se desarrollaron conforme a las normas internacionalmente reconocidas, de forma justa, plural y equilibrada.
En la actualidad, Ucrania vuelve a disponer de una oportunidad única para modernizar, desarrollar, fomentar y establecer una democracia y un Estado de Derecho auténticos. Los ciudadanos de Ucrania quieren resultados concretos, y esperan que sus líderes no vuelvan a involucrar al país en conflictos tal y como hicieron en un pasado no muy lejano. La rápida constitución y la participación de todos los partidos proeuropeos y a favor de las reformas en el nuevo Gobierno es una señal muy positiva.
La Unión Europea se encuentra en un momento crítico. La política agresiva y expansionista de Rusia constituye una amenaza para la unidad y la independencia de Ucrania, así como para la propia Unión Europea. Habida cuenta de lo sucedido recientemente en Ucrania, la UE no debe ser egoísta y debe estar preparada para ofrecer una respuesta firme y efectiva a la crisis. El principio de Derecho internacional acordado por todos los países europeos, incluida Rusia, es el respeto del derecho de todos los países soberanos, incluida Ucrania, a disfrutar de una libertad plena para decidir sobre su asociación política y sobre su integración económica sin interferencias exteriores. La libertad, la democracia, la soberanía, la integridad territorial y el Estado de Derecho no son negociables.
En los próximos meses, Ucrania se enfrentará a los siguientes retos principales: la ocupación y la anexión de parte de sus territorios, la aplicación de los Acuerdos de Minsk y un programa de reformas ambicioso. El papel de la Unión Europea es participar activamente a la hora de ofrecer apoyo y asistencia para este gran esfuerzo que supone realizar importantes reformas. El objetivo final es que Ucrania salga de la crisis y aplique las reformas satisfactorias que beneficiarán a los ciudadanos y cambiarán sus vidas para mejor.
Apoyo a los esfuerzos realizados para reformar
Ucrania debe realizar, en función de la economía social de mercado, las reformas económicas, sociales y políticas profundas y exhaustivas que se requieren. El país necesita un sistema económico competitivo que ofrezca igualdad de condiciones de competencia para todos. Necesita un sistema de justicia que respete la letra y el espíritu del Derecho y que sea independiente. Una nueva constitución debe reforzar la transparencia y diferenciar con claridad las competencias de las autoridades principales, evitando de tal forma una lucha de poderes innecesaria. El proceso de descentralización no debe destruir la unidad del país ni la autoridad del Gobierno central sobre cuestiones cruciales como los asuntos interiores y exteriores, el orden económico y la política. El sistema financiero del país otorgará más competencias y responsabilidad a las regiones y, en la práctica, hará que las decisiones sean más cercanas a los ciudadanos. No obstante, una de las máximas prioridades es erradicar la corrupción del sistema. Este es el cáncer de la sociedad ucraniana y de su vida política.
En este complicado entorno bélico, Ucrania tendrá que hacer frente de forma simultánea a un programa de reformas significativo y a la situación de crisis en el Este. El programa de reformas propuesto por el presidente Poroshenko, que comprende, entre otras cosas, legislación en materia de lucha contra la corrupción, descentralización y amnistía, constituye un paso en la dirección adecuada y debe llegar a ser una realidad.
La situación financiera de Ucrania tiene una importancia crítica. Un país que está sufriendo un ataque exterior y que al mismo tiempo tiene que impulsar unas reformas profundas y exhaustivas necesita un apoyo considerable para hacer frente a este gasto. El paquete de la UE de 11 000 millones de euros servirá para apoyar a Ucrania durante los próximos años, por ejemplo, mediante la ayuda macrofinanciera y los préstamos del FMI, del Banco Mundial y de las instituciones financieras internacionales con sede en la UE. La asistencia financiera debe aplicarse de forma más flexible y rápida, de modo que se adapten a la situación específica de Ucrania. Sin embargo, debe estar firmemente condicionada al cumplimiento de los requisitos por los que se mida el avance de las reformas. En este contexto, pedimos que se organice una conferencia internacional de donantes en diciembre de 2014 y que se establezca un nuevo «Plan Marshall europeo para Ucrania».
Se ha ratificado el Acuerdo de Asociación / Zona de libre comercio de alcance amplio y profundo (AA/ZLCAP): no puede modificarse, y no se modificará. La aplicación del AA/ZLCAP debe servir como hoja de ruta para la reforma de Ucrania. Lamentablemente, hasta ahora los líderes rusos han considerado el AA/ZLCAP entre la UE y Ucrania como una amenaza para sus propios intereses. Sin embargo, el Acuerdo representa beneficios potenciales para Rusia gracias a un incremento de las actividades comerciales y económicas y a una vecindad más estable. En vista del calendario acordado para la aplicación del AA/ZLCAP, Rusia no dispone de motivos para criticar el Acuerdo entre la UE y Ucrania ni para reaccionar con restricciones comerciales o con una agresión militar injustificadas. La prolongación de las medidas comerciales autónomas es, en realidad, una aplicación asimétrica intensificada del Acuerdo. Ucrania debe aprovechar al máximo el tiempo del que dispone hasta el 31 de diciembre de 2015 para acelerar la aplicación del acervo de la UE que forma parte del AA/ZLCAP.
El Grupo PPE está preparado para intensificar la participación del Parlamento Europeo a la hora de asistir en las labores del Verkhovna Rada (Parlamento ucraniano) relacionadas con los asuntos europeos. Las actividades de la próxima Comisión Parlamentaria de Asociación deben tener como objetivo reforzar la democracia y la visibilidad de la UE en Ucrania, y pueden crear un marco de asistencia bilateral ofrecida por los Parlamentos de los Estados miembros de la UE.
El «Grupo de Apoyo a Ucrania» de la Comisión Europea debe ofrecer una asistencia técnica más rápida y sostenible. Únicamente podrá llevarse a cabo la reforma cuando se refuercen las capacidades administrativas. Con este fin, las instituciones de la UE y los Estados miembros deben utilizar tantos asesores técnicos como sea posible para que colaboren en su ejecución, mientras que las autoridades ucranianas deben establecer un Ministerio de Integración en la UE y de Coordinación de la Asistencia que se base en experiencias similares de los países de Europa Central. Este ministerio debe contar con suficientes competencias administrativas y de ejecución para vigilar, supervisar y analizar el proceso de reforma. Debe garantizarse la visibilidad, la rendición de cuentas y la transparencia en el uso de la asistencia de la UE y de los donantes internacionales.
La Unión Europea debe reforzar la sociedad civil de Ucrania. Ya funciona como observatorio efectivo, pues ejerce la presión necesaria y asiste a las autoridades a la hora de cumplir su promesa de reformas.
Es importante que la UE, junto con las autoridades ucranianas, preste más atención a la crisis humanitaria de Ucrania generada por la agresión de Rusia. La UE debe ofrecer más financiación para hacer frente a la gravedad de la situación humanitaria, especialmente de los desplazados internos de Ucrania.
Medidas restrictivas
La intervención militar de Rusia y la ocupación del territorio ucraniano infringen el Derecho internacional y los propios compromisos de Rusia derivados de la Carta de las Naciones Unidas, del Acta final de la OSCE de Helsinki y del Memorando de Budapest.
Mientras Rusia no respete plenamente los compromisos que adquirió en Minsk y los cumpla, y mientras no cambie su forma de actuar en Ucrania, la UE mantendrá las medidas restrictivas contra este país. Los compromisos de Minsk comprenden, en especial, la retirada total e incondicional de Ucrania de todas las tropas rusas, los grupos armados ilegales, el equipo militar, los militantes y los mercenarios, la vigilancia y el control permanentes de la frontera entre Ucrania y Rusia por parte de la Misión Especial de vigilancia de la OSCE y el intercambio de prisioneros, como por ejemplo Nadiya Savchenko. Siguiendo el principio de «más por más», la UE debe estar preparada para intensificar sus medidas restrictivas y ampliar su ámbito de acción si Rusia avanza y desestabiliza Ucrania, como en el caso de la «votación» ilegal e ilegítima en partes de Donbas del 2 de noviembre.
La Unión Europea debe trabajar para fijar una estrategia de comunicación destinada a combatir la campaña propagandística de Rusia dirigida a Europa, Ucrania y a la propia Rusia.
A la luz de la investigación internacional coordinada por los Países Bajos sobre el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines el 17 de julio, la UE debe seguir insistiendo para que todas las partes implicadas garanticen un acceso inmediato, seguro y sin restricciones al lugar en el que colisionó el MH17.
Refuerzo de la seguridad
El 16 de julio, el Consejo de la Unión Europea levantó el embargo de armas a Ucrania. En estos momentos ya no hay ninguna objeción, incluidas las limitaciones jurídicas, para que los Estados miembros faciliten armas a Ucrania, lo que podría basarse en un acuerdo similar al de «préstamo y arrendamiento».
Deben reforzarse urgentemente las capacidades de defensa de Ucrania, tal y como han solicitado sus autoridades. Ello comprenderá: equipos de protección de soldados e individuos, armas, sistemas de misiles antitanque, municiones, vigilancia, inteligencia, comunicaciones, mejora de la marina para que pueda defender la costa del Mar Negro y sistemas de defensa aérea, entre ellos, instalaciones de formación en defensa antiaérea y combate. La UE debe explorar formas para apoyar al Gobierno ucraniano en la mejora de sus capacidades de defensa.
Ucrania no podrá operar de forma adecuada hasta que disponga de recursos que permitan la aplicación de la Ley, así como dotaciones suficientes de inteligencia y de defensa. Las estructuras de defensa y las fuerzas armadas de Ucrania requieren una revisión importante. En este sentido, la transformación de las fuerzas armadas de los Estados miembros de la UE que pertenecían a la antigua Organización del Tratado de Varsovia ofrece una gran experiencia. La UE puede asistir a las autoridades ucranianas en esta tarea, especialmente en el marco de la PCSD, que ya ofrece misiones de formación para fuerzas armadas en otras partes del mundo.
La labor de la Misión Especial de vigilancia de la OSCE tiene una importancia crucial para reducir la tensión y ayudar a fomentar la paz, la estabilidad y la seguridad. No obstante, deben intensificarse sus acciones sobre el terreno para que puedan controlar y ofrecer una comprobación efectivos en la frontera entre Ucrania y Rusia, manteniendo al mismo tiempo la objetividad de sus acciones.
La puesta en marcha de la Misión de asistencia a Ucrania de la PCSD de la UE es un primer paso hacia la prestación de apoyo para la reforma del sector civil, entre otros, de la policía y el Estado de Derecho. Si las autoridades ucranianas así lo requieren, la UE debe establecer una misión de vigilancia destinada a ofrecer un mecanismo de control y seguimiento efectivo para la frontera entre Ucrania y Rusia.
La UE debe actualizar su Estrategia de Seguridad para dar respuesta a la nueva situación geopolítica, especialmente en lo relativo a la nueva amenaza de guerra híbrida, así como para incrementar la cooperación de la PCSD con sus socios del Este.
En la última cumbre de la OTAN, los aliados reafirmaron el apoyo de la OTAN a la «soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania». La UE debe mejorar significativamente la coordinación de su respuesta de seguridad con la de la OTAN, que sigue siendo un marco de acción decisivo.
Mejora de la seguridad energética
La única respuesta viable de la UE ante la amenaza de Rusia es mantenerse unida y hablar con una sola voz. Esto también comprende una política energética exterior común y la creación de una Unión Energética Europea. El acuerdo entre la UE, Rusia y Ucrania sobre el paquete de invierno del 30 de octubre de 2014, bajo el liderazgo del entonces Comisario europeo de Energía, Günther Oettinger (PPE), representa un paso crucial y vinculante que debe garantizar el suministro de gas por parte de Rusia hasta marzo de 2015. No obstante, las declaraciones públicas del Ministro de Energía ruso Alexander Novak, que afirmó que el acuerdo no era vinculante, son inaceptables.
Resulta sumamente importante fomentar la seguridad energética la UE de forma drástica mediante una reducción de su dependencia de Rusia y frente a las amenazas procedentes del exterior. Esto comprende el refuerzo de fuentes energéticas propias, de la eficiencia energética y de la energía renovable, así como una diversificación importante mediante la asociación con los Estados Unidos, Noruega y el Mediterráneo, entre otros. El desarrollo de infraestructuras e interconectores entre los Estados miembros y los países vecinos representa un proyecto prioritario de interés común. Asimismo, la tecnología de flujo invertido resulta clave para establecer un mercado energético realmente independiente en la UE.
Como resultado de la presión que ejerce Rusia sobre Ucrania, el mercado de gas ucraniano se encuentra en una situación grave. La UE debe ofrecer asistencia financiera a Ucrania para reconstruir y actualizar su red de gaseoductos. Debe instarse al Gobierno ucraniano a que reforme su sector energético con el fin de aumentar su eficiencia energética y eliminar gradualmente las subvenciones antieconómicas.
Los proyectos de gaseoductos de nuestros países vecinos deben someterse a una revisión decisiva que tenga plenamente en cuenta la situación política actual. El proyecto South Stream resulta políticamente inviable, por lo que debe suspenderse. En su lugar, debe concederse prioridad a proyectos que generen diversificación del suministro energético. Esto conlleva la recuperación del gaseoducto Nabucco y otros proyectos que puedan vincular al Cáucaso Meridional, Oriente Medio, el Mediterráneo y los países de Asia Central con la UE, con independencia de la geopolítica del gas ruso.
Por último, debemos perseguir la aplicación plena del mercado energético interior común, incluido el tercer paquete energético. Debe proseguirse inmediatamente con el asunto pendiente contra Gazprom, y su sentencia debe ejecutarse sin excepciones.
Conclusión
Rusia es parte en la Carta de las Naciones Unidas, el Acta final de Helsinki, el Memorando de Budapest y el Acta de Fundacional OTAN/Rusia, además de ser miembro del Consejo de Europa. Es un país firmemente comprometido en cuanto a obligaciones y compromisos jurídicos internacionales. No hay motivos que justifiquen el empleo de la fuerza militar en Europa para la defensa de las llamadas razones históricas y de seguridad, o para la protección de la minoría propia que vive en el extranjero. Esta política resulta inaceptable en el siglo XXI.
Ucrania se enfrenta a una guerra híbrida no declarada iniciada por Rusia. Se trata de un conflicto multidimensional que combina elementos de guerra cibernética, el empleo de fuerzas regulares e irregulares, la propaganda, la presión económica, el chantaje energético, la desestabilización política y la diplomacia. La anexión ilegal de la Península de Crimea fue el primer caso en Europa de modificación forzosa de fronteras y de incorporación de una zona de un país por parte de otro desde la Segunda Guerra Mundial.
La Europa actual, después de haber aprendido del oscuro pasado de las guerras mundiales, se basa en el principio del respeto del Derecho internacional. Se encuentra frente a un conflicto que ha revivido los trágicos recuerdos de antaño, cuando no se podían garantizar la democracia y la libertad. Este es el motivo por el cual una respuesta de la UE basada en el apaciguamiento animará a Rusia a ampliar sus tácticas bélicas híbridas a otros países vecinos. En este sentido, debe evitarse que se reproduzca en Transnistria la situación de Crimea.
La UE no experimentará ningún crecimiento si no existe estabilidad a nuestro alrededor. Nuestro plan maestro debe incluir estrategias que transformen el «anillo de fuego» actual en un «círculo de amigos». Ante estas condiciones adversas, resulta más necesario que nunca que exista solidaridad entre los Estados miembros, lo que también debe reflejarse en la disponibilidad para ofrecer asistencia práctica a los Estados miembros fronterizos que puedan sufrir la misma amenaza.
La nueva AR/VP Federica Mogherini, junto con el Comisario Hahn, debe llevar a cabo todos los pasos y medidas posibles para facilitar una solución política a la crisis de Ucrania que cuente con el respeto de todas las partes implicadas y que evite una situación de conflicto latente en el este de Ucrania y en Crimea.
Al ofrecer apoyo a Ucrania, la UE se concede apoyo y seguridad a sí misma. La credibilidad del esfuerzo diplomático de la UE debe ir acompañada de la determinación de apaciguar el conflicto, al mismo tiempo que mantenemos nuestros valores con firmeza ayudando a Ucrania a conservar su independencia, su soberanía, su unidad y su integridad territorial.
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