Una Europa apta para el siglo 21: cinco puntos para una Europa mejor

15.02.2017

Una Europa apta para el siglo 21: cinco puntos para una Europa mejor

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1. ¿Por qué necesitamos a Europa? Queremos garantizar nuestro estilo de vida europeo.

Los europeos tienen miedo de perder el control y el poder de decidir en su vida cotidiana porque se enfrentan a desafíos sin precedentes. Algunos de estos desafíos tienen raíces tecnológicas o económicas: la digitalización, una economía globalizada o el cambio climático. Otros se crean por fuerzas externas: las guerras en Oriente Próximo, la migración y el terrorismo descontrolados, una Rusia agresiva que amenaza la libertad y la paz así como unos Estados Unidos de América más encerrados en sí mismos. Otros, tienen lugar en el territorio de la Unión: el desempleo estructural, el envejecimiento de la población, el auge del nacionalismo político y la falta de cohesión.

Algunos desafíos requieren una respuesta comunitaria, mientras que otros necesitan un enfoque coordinado entre los Estados miembros. Teniendo en cuenta todos esos desafíos, Europa es nuestro seguro de vida en un mundo que está cambiando de forma dramática. Sin la UE, los Estados miembros se debilitarían y quedarían a merced de los acontecimientos mundiales. Todo el que sea un auténtico patriota debe ser también un europeo convencido.

2. ¿Qué impulsa a nuestro grupo? ¡Defendemos una Europa unida!

Creemos en Europa porque creemos en el pueblo europeo. Trabajando juntos durante los últimos setenta años, los europeos han logrado paz, libertad y una prosperidad económica y social nunca antes vivida en el continente. Somos muy conscientes de la preocupación de los europeos por sus empleos, ingresos y pensiones, su identidad, el futuro de sus seres queridos, su deseo de logros comunes y seguridad individual. No creemos en el miedo sino en las soluciones. Defendemos el modo de vida europeo que significa libertad en lugar de opresión, democracia en lugar de dictadura, cooperación en lugar de egoísmo, seguridad en lugar de odio y esperanza en lugar de cólera. Eso nos diferencia de los populistas tanto de izquierdas como de derechas.

Nos inspiran nuestras experiencias históricas compartidas, los valores judeocristianos y el pensamiento humanista. Por lo tanto, defendemos incondicionalmente la dignidad humana, la democracia, la libertad personal, la igualdad, la justicia y la solidaridad. Nuestro grupo está compuesto por democristianos y miembros de la centro-derecha del espectro político y todos queremos un futuro mejor para los europeos. Defendemos una sociedad que no deje a nadie atrás, en la que la solidaridad sea el motor de la cohesión social y los objetivos comunes. Creemos en el potencial individual de cada persona para conseguir la vida que desea. Apoyamos el emprendimiento, el comercio, la educación, la investigación, la innovación, la economía de mercado y la responsabilidad social con un alto nivel de calidad. Como resultado, luchamos por una Unión Europea mejor y más fuerte.

Al mismo tiempo, estamos convencidos de que tanto la UE como sus Estados miembros deben respetar de manera estricta el Estado de Derecho y los principios democráticos europeos. La conducta ética y la lucha contra la corrupción son los requisitos indispensables para recuperar la confianza de los ciudadanos. Nuestros valores requieren que se respeten las claras condiciones establecidas en los criterios de Copenhague y el Tratado de Lisboa, no solo durante el proceso de adhesión sino también como Estados miembros de pleno derecho. Los Estados miembros deben cumplir las condiciones establecidas, incluida la capacidad de integración de la UE como parte de los criterios de Copenhague. Solo los países que en su mayor parte se encuentran geográficamente en Europa pueden pertenecer a la UE. Turquía no puede completar su adhesión a la UE ya que ello sería delicado para la Unión Europea y para la propia Turquía. Por lo tanto, queremos que Turquía forme parte de un círculo de socios alrededor de la UE compuesto por países que aún no pueden, o no podrán, entrar en la Unión.

Creemos firmemente que, con el apoyo activo de los ciudadanos, seremos capaces de crear la Europa que queremos ver: una Europa unida, competitiva, justa y activa con Estados-nación orgullosos. Es por ello que estamos completamente comprometidos con las cuatro libertades de Europa: la libre circulación de mercancías, capitales, servicios y personas. Dichas libertades no son negociables. Son las condiciones necesarias para mantener a Europa unida y para dar forma a un futuro mejor. No queremos una Europa con muros y odio. No aceptamos que un país elija a la carta a expensas de otros. Al contrario, necesitamos una Europa unida y fuerte que nos permita superar los retos a los que nos enfrentaremos en los años venideros, tanto a nivel local como mundial.

3. ¿Qué tipo de Europa se necesita? ¡Queremos una Europa para y por nuestros ciudadanos!

La respuesta a la votación sobre el Brexit no puede ser más o menos Europa, la respuesta conlleva una mejor cooperación entre la Unión Europea y sus Estados miembros. La UE y las naciones que la forman no son opuestas, al contrario, van unidas. La Unión Europea solo puede tener éxito si todos los Estados miembros tienen éxito y si los dos ámbitos trabajan unidos de manera constructiva. Esta cooperación más inteligente debe incluir también a los ciudadanos. Se debe reforzar la opinión de nuestros ciudadanos sobre el futuro de Europa. La UE ha de convertirse en una auténtica unión de los ciudadanos.

Queremos reforzar la democracia parlamentaria dentro de la UE, junto con el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros como las dos Cámaras. Se debería ajustar el estatuto del Consejo como corresponde. Las formaciones de consejos especializados deberían convertirse en comisiones del Consejo y reunirse en público como legislador ordinario. La Comisión Europea, como órgano ejecutivo, debería actuar de manera más proactiva como guardiana de los Tratados y de la correcta aplicación de las normas de la UE. Queremos que el Parlamento Europeo (PE) sea el guardián de la democracia. Por eso debe reforzar su capacidad para obligar a la Comisión a adoptar iniciativas legislativas y para controlarla. Las opciones jurídicas para las comisiones de investigación del PE deben ser más fuertes cuando estén en juego los intereses de los ciudadanos. A fin de mejorar los resultados de las elecciones europeas y fortalecer la voluntad de los votantes, debemos establecer el sistema «candidatos cabeza de lista» como una práctica permanente y reforzada. Apoyamos la creación de un marco institucional único para la UE. Esto significa que la dimensión parlamentaria de la zona del euro se debe mantener dentro del Parlamento Europeo.

La UE debe concentrarse en sus tareas principales. La UE debe aprender a dar un paso atrás y actuar solo cuando sea pertinente. Los ciudadanos de la UE no quieren una Europa que se pierda en los detalles sino una Europa que actúe donde puede marcar la diferencia. Es por ello que necesitamos una aclaración de la delimitación entre las competencias de la UE y las de los Estados miembros a escala nacional, facilitando una mejor aplicación de los principios de subsidiariedad y proporcionalidad. Europa debe ser grande en lo grande y pequeña en lo pequeño.

Los que toman decisiones deben ser responsables. Los ciudadanos deben poder reconocer mejor qué institución es responsable de qué decisión en las políticas de la UE. Se les debe ofrecer alternativas políticas claras en un proceso más profundamente politizado. El método comunitario es el proceso de toma de decisiones más eficaz y transparente, con votación por mayoría cualificada en el Consejo y con el Parlamento Europeo desempeñando plenamente su papel como representante del pueblo. El mercado interior es prueba de ello. Se debe poner fin a los frecuentes atascos en el Consejo y el Consejo Europeo, en los que ciertos Estados miembros impiden que se tomen decisiones fundamentales y a menudo presionan a otros Estados miembros con exigencias específicas. Además, el requisito de la unanimidad debe convertirse en la excepción. El Consejo debería recurrir a la votación por mayoría cualificada, tal como está previsto en los Tratados. El enfoque intergubernamental puede ser necesario en ocasiones para iniciar proyectos, pero debe seguir siendo una excepción. La gobernanza eficaz a escala europea es también una condición indispensable para garantizar la toma de decisiones rápida y sin demoras injustificadas. Debería reducirse el número de comisarios, como está previsto en el Tratado de Lisboa, para dar lugar a un colegio de comisarios más centrado y eficiente, con carteras verdaderamente pertinentes.

Las decisiones de la UE son vinculantes. Cada Estado miembro debe aplicar lo que se ha decidido a escala europea. La UE ha de tener las competencias y la capacidad para garantizar la aplicación de las leyes que se han aprobado. Se deben potenciar las capacidades de aplicación de la Comisión Europea, con el consentimiento y el control del Parlamento Europeo y el Consejo. El Parlamento Europeo se debe concentrar más en el control y la aplicación. Para desempeñar dichas funciones, estamos convencidos de que la Unión y los Estados miembros deben trabajar en el respeto mutuo y bajo los principios de sinceridad y cooperación leal.

Europa debe gobernarse «de manera inteligente» para acabar con el exceso de burocracia. Nuestra política consiste en reducir de manera decisiva la burocracia y la carga reglamentaria, especialmente para liberar a las pymes del cumplimiento de normas innecesarias. Estamos convencidos de que los ciudadanos solo aceptarán la idea europea si la UE evita reglamentar en exceso y respeta las competencias de los Estados miembros y de las regiones. Estamos, por lo tanto, a favor de una valoración más independiente de las evaluaciones de impacto y en consonancia con el principio de subsidiariedad. Tratamos de establecer un consejo de control reglamentario independiente para evaluar la burocracia y la competencia legislativa. Además, consideramos que las pruebas obligatorias de pymes y empresas emergentes son una herramienta esencial en el proceso legislativo, a fin de garantizar que se tengan en cuenta las preocupaciones de las pequeñas empresas.

4. ¿Qué ámbitos prioritarios debe abordar Europa?

Seguridad en la libertad y prosperidad en una economía social de mercado, con una dimensión social en la que residen y permanecen las dos piedras angulares de la integración europea. Con este ánimo, haciendo frente a los grandes desafíos de su época, los padres fundadores convirtieron Europa en una unión de paz y libertad, mientras que la siguiente generación profundizó en la unión económica y monetaria. La Europa de hoy debe revitalizar este espíritu de acción conjunta para proporcionar al continente seguridad, estabilidad y prosperidad.

El proyecto de paz europeo debe completarse con una unión de la seguridad.

Hoy en día, la paz y la libertad en Europa no se ven amenazadas por guerras entre los Estados miembros. Las amenazas actuales emergen más bien de los conflictos regionales, la guerra híbrida, los conflictos asimétricos y el terrorismo internacional. Europa debe ser un baluarte de seguridad en un mundo cada vez menos seguro. La UE debe, por lo tanto, transformarse en una unión de la seguridad.

Queremos una política exterior y de seguridad común ambiciosa.

Para que la UE se haga oír en la escena internacional, debe hablar con una sola voz. Es por ello que se necesita una mejor coordinación de la UE y la representación de los Estados miembros en todos los organismos internacionales y, cuando sea posible y adecuado, se considere la representación conjunta. Reforzar la política exterior y de seguridad común es fundamental para que la UE venza al terrorismo y logre la paz, la estabilidad y el orden entre sus vecinos e imponga límites sobre las autocracias. Incluso el establecimiento de una Guardia Europea de Fronteras y Costas y de un organismo europeo de protección civil implica el desarrollo de capacidades militares. El Grupo PPE defiende el establecimiento de una unión europea de defensa, con la UE como garante de su propia defensa y como proveedora de seguridad. Queremos una auténtica política europea de defensa que implique la creación de un cuartel general operativo permanente, una cooperación estructurada y el intercambio de información, y un grupo de combate de la UE preparado para actuar en todo momento. Pedimos la utilización del pleno potencial de las disposiciones del Tratado de Lisboa sobre seguridad común. La Unión de Defensa debe reforzar nuestra acción y compromisos exteriores, ya sea en las Naciones Unidas, la OTAN o a través de coaliciones con Estados dispuestos a aliarse. Una cooperación muy estrecha con Estados Unidos es esencial para la seguridad de Europa en su conjunto. Debemos construir rápidamente dicha unión de la seguridad y permitir que los Estados miembros bajo amenaza específica del terrorismo internacional avancen conjuntamente. Así pues, estamos dispuestos a aceptar una Europa a distintas velocidades en este ámbito, en el marco de los Tratados. Nuestro objetivo a largo plazo son las fuerzas armadas europeas.

Creemos firmemente que la lucha contra el terrorismo es también el deber de la UE.

La respuesta europea a los recientes ataques terroristas en Francia, Bélgica, Alemania y en cualquier otro lugar es clara: Europa debe permanecer unida. El objetivo de los terroristas es ver la caída de una Europa asustada y paralizada. El Grupo PPE es y seguirá siendo la fuerza política que defiende la seguridad de Europa. Para nosotros, la seguridad de Europa es lo primero: se necesitan una mejor y más fuerte cooperación e integración europeas, en términos de intercambio de información por los servicios de inteligencia y de seguridad e intercambio de buenas prácticas para prevenir y reprimir la radicalización y el terrorismo. Para nosotros, es esencial que se preste especial atención a las víctimas del terrorismo, que garanticemos y defendamos sus derechos, apoyo y protección adecuados y que la justicia preserve su dignidad y memoria, ahora más que nunca. Todas las bases de datos europeas pertinentes deben ser interoperables y accesibles para los organismos europeos competentes y para las fuerzas de seguridad nacionales sobre el terreno, a fin de garantizar la mejor protección de los ciudadanos y las fronteras de la UE. De forma paralela, debemos invertir en tecnologías de seguridad mucho más inteligentes para proteger a la población, por ejemplo, mediante el desarrollo de escáneres faciales y la mejora de los sistemas de elaboración de perfiles. Además, Europa necesita un marco jurídico adecuado para hacer frente a las diversas amenazas terroristas. Europa es nuestra garantía de seguridad y de libertad. El principio del Estado de Derecho debe respetarse siempre en nuestra lucha contra el terrorismo.

Debemos dedicar todo nuestro esfuerzo a mejorar el control de nuestras fronteras.

El flujo de refugiados y de migrantes económicos que llegan a Europa ha puesto a prueba nuestra capacidad para actuar a escala europea, nacional y local. Siempre hemos sido partidarios de un enfoque común europeo para proteger nuestras fronteras exteriores. Se debe completar el establecimiento de la recién creada Guardia Europea de Fronteras y Costas, así como proporcionarle recursos suficientes. Sin embargo, tenemos también que controlar y regular el número de migrantes que entran en la Unión Europea. Tras los últimos años de crisis, debemos desarrollar un «mecanismo de equidad» flexible y sostenible que haga posible un reparto más equitativo de la responsabilidad y de la solidaridad entre los Estados miembros. La UE debería, en primer lugar, conceder asistencia y protección a los refugiados que se encuentran en terceros países en crisis y en los territorios próximos a ellos. Debería ser la Unión Europea la que decidiera quién puede beneficiarse de protección en Europa. Es necesario mantener y profundizar el sistema de Schengen. La UE debe actualizar su política común de asilo, con el fin de proteger de forma efectiva a los refugiados y a las personas perseguidas que reúnan los requisitos para ser beneficiarios de protección de conformidad con nuestros valores cristianos y humanitarios, así como devolver rápidamente a aquellos que no lo hagan. Asimismo, tenemos que abordar con más empeño las causas profundas de la migración y ayudar a restaurar la paz en los países vecinos meridionales de la UE, así como promover el desarrollo económico en África y desarrollar planes para reducir la inestabilidad en esas regiones.

La Unión Económica y Monetaria debe complementarse con una Unión por la innovación.

Necesitaremos una economía social de mercado más equitativa, que lograremos a través de la creación de empleo, la generación de riqueza y la promoción de la justicia social. En una economía mundial cada vez más interconectada y dependiente de la innovación, no seremos capaces de alcanzar este objetivo de forma duradera por medio de la acumulación de deuda y la promoción del aislacionismo. La digitalización y la globalización tarde o temprano simplemente acabarán con buena parte de lo que valoramos en Europa. El mejor incentivo para el crecimiento es el establecimiento de condiciones que hagan posible un marco económico favorable. Esta es la razón por la que abogamos por reformas estructurales e inversiones selectivas, una fiscalidad justa, acuerdos comerciales justos, la recuperación de liderazgo en innovación y la culminación del mercado único. Estamos, asimismo, convencidos de que el presupuesto de la UE requiere de un sistema de auténticos recursos propios, de conformidad con las recomendaciones del informe Monti sobre el futuro de la financiación de la Unión.

Creemos en la solidez financiera, el pleno empleo y la prosperidad.

La riqueza de mañana solo podrá desarrollarse con una economía competitiva. La mala gestión del pasado, y no el pacto de estabilidad actual, es lo que ha originado el desempleo juvenil que afecta a amplias zonas de Europa. Defendemos la estabilidad presupuestaria y la competitividad sobre la base de reformas estructurales. La solidez financiera, el pleno empleo y la prosperidad no son una contradicción, pero solo pueden lograrse juntos a largo plazo. Del mismo modo, una economía social de mercado no puede admitir los paraísos fiscales y el fraude fiscal. Necesitamos normas justas en materia de fiscalidad en la Unión Europea y más allá de sus fronteras. El euro es la moneda del conjunto de la Unión Europea. Únicamente con un euro estable las personas tendrán más confianza en nuestro orden económico. Asimismo, queremos completar la Unión Económica y Monetaria reforzando la gobernanza económica en la Unión Europea y, en particular, en la zona del euro. Deben tenerse en cuenta los límites de la deuda nacional, así como la creación de un marco para un procedimiento ordenado de impago de la deuda soberana. Una moneda sólida necesita una estructura coherente en el marco de la UE y un mecanismo eficaz para su propia estabilidad. Este es el motivo por el que estamos comprometidos con el pacto de estabilidad, que se complementa con un ambicioso pacto de inversión con el fin de alcanzar el pleno empleo en toda Europa a largo plazo. El Plan Juncker de inversiones estratégicas solo puede considerarse un punto de partida, en sinergia con los Fondos de Cohesión y la política agrícola común. Hemos de respaldar otros proyectos similares. Necesitamos nuevas inversiones que no se alimenten de deudas, sino de ideas. Europa no necesita políticas de estímulo sin un objetivo definido sino incentivos a la inversión a largo plazo y condiciones adecuadas para el mercado de capitales.

Ponemos la dimensión social en el centro de nuestra economía social de mercado.

Si bien Europa ha salido de la crisis económica y financiera, todavía hay demasiadas personas que siguen teniéndose que enfrentar al desempleo. Estamos, por tanto, convencidos de que la construcción de una sólida Agenda Social Europea tiene que formar parte de nuestro modelo económico y ser el fundamento de los principios de solidaridad, dignidad y justicia social del Grupo PPE, con el fin de hacer frente a las causas profundas de las desigualdades sociales y territoriales de Europa.

Creemos en el libre comercio como motor de la prosperidad y del empleo.

El mejor incentivo para la inversión es el establecimiento de condiciones que hagan posible un marco económico favorable. Abogamos por acuerdos de libre comercio justos para conseguir que la globalización resulte útil a nuestros ciudadanos. El libre comercio no consiste únicamente en la supresión de aranceles, sino que también implica la mejora de los estándares sociales, la protección de los consumidores y una economía social de mercado. Únicamente contando con un comercio libre justo podremos mantener nuestros estándares sociales, medioambientales y tecnológicos a escala mundial y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de vida en nuestros países socios, a través, por ejemplo, de la lucha contra el trabajo infantil. Descartar el libre comercio de forma categórica y desde el primer momento es erróneo desde el punto de vista económico y profundamente antisocial. Europa y sus Estados miembros deben más bien concentrarse en encontrar la manera de crear nuevos puestos de trabajo y proteger nuestras empresas de la venta. Para ambos, el libre comercio es inevitable. La Unión Europea y sus instituciones tienen competencia exclusiva en lo referente a la política comercial común de la Unión en los términos garantizados por los Tratados. Los Estados miembros pueden dar su opinión sobre cualquier cuestión en el Consejo a través de sus Gobiernos democráticamente elegidos. Deberían evitar la tentación miope de incorporar, por razones puramente políticas, nuevos actores que impongan su veto, ya que esto haría prácticamente imposible la celebración de cualquier nuevo acuerdo comercial.

Queremos fomentar la innovación.

Durante los últimos quinientos años Europa ha sido el centro creativo del mundo. En Europa han surgido innovaciones importantes a escala mundial. Sin embargo, actuales proyectos como Google o Facebook nos muestran un panorama diferente. Europa debe volver a ser más ambiciosa. Necesitamos nuevos proyectos de éxito, como Airbus cuando se concibió. De este modo, las personas podrán ver que Europa no es una agencia de regulación, sino una fuente de ideas para lograr una vida mejor. Queremos promover la innovación y trasladar la pujanza de Europa en el ámbito económico a este otro terreno. Europa debe conservar su liderazgo en la bioeconomía y en la economía circular, así como recuperar el liderazgo tecnológico y digital mediante la creación de un espacio común de investigación, innovación y ciencia abierta, la transformación de nuestros resultados científicos en innovaciones para la economía real y la digitalización de la industria.

La capacitación digital de los ciudadanos y de las empresas debe ser una prioridad europea y se deben eliminar las barreras al desarrollo transfronterizo del comercio electrónico y al acceso a la cultura. La obtención de resultados tangibles y rápidos depende también de los nuevos modelos de negocio y de una oferta más amplia para los consumidores en un mercado único integrado y en pleno funcionamiento. Las normas del mercado único deben trasladarse al mundo digital.

El mercado único digital, con sus 510 millones de consumidores, puede ayudarnos a alcanzar nuestro máximo potencial, hacer de Europa una potencia pionera e incrementar su competitividad mundial. El Grupo PPE considera que la conectividad debe ser una prioridad para Europa, así como también lo debe ser el desarrollo de infraestructuras, mediante el impulso de la industria 4.0, la eliminación de las barreras al comercio electrónico y la capacitación de los ciudadanos y de las empresas, en particular de las pymes y de las empresas emergentes. Con este fin, la UE debe crear un entorno favorable a la inversión, aumentar la coordinación de la gestión del espectro, desarrollar las competencias y la alfabetización digitales, así como generar confianza entre todos los socios del ámbito de los datos para forjar una economía de los datos competitiva. La UE debe establecer el marco legislativo para la nueva economía, a fin de evitar una mayor fragmentación entre los Estados miembros. El establecimiento del mercado único digital y de la Unión de la Energía es fundamental para lograr estos objetivos.

Queremos, asimismo, poner en marcha proyectos concretos, relacionados con el reconocimiento de voz, la robótica y la inteligencia artificial, los superordenadores, los móviles 5G, así como con las ciudades y los pueblos inteligentes, con el objetivo de contribuir a que Europa despliegue todo su potencial innovador. Europa debería combinar sus capacidades para innovar con creatividad. En la era digital, la tecnología punta, por sí sola, no marca la diferencia. Lo que marca la diferencia en un sector de las tecnologías de la información cada vez más competitivo es la capacidad de las empresas para hacer de la tecnología un estilo de vida. Europa puede convertirse en un lugar único en el mundo en lo referente a la innovación y a la creatividad.

Al mismo tiempo, Europa debe abordar mejor los grandes temas de investigación de nuestro tiempo, como la lucha contra el cáncer o las soluciones técnicas al cambio climático, mediante el desarrollo de proyectos de primer orden. Se debe orientar mejor el presupuesto de la UE y reorganizarlo en consonancia. Europa debe invertir mejor en su futuro y destinar menos recursos a las antiguas estructuras. Europa debe ofrecer cada vez más soluciones a los problemas de la humanidad.

Por último, estamos convencidos de que Europa debe desempeñar un papel principal en el diseño de un nuevo modelo de crecimiento basado en una economía sostenible y circular, a fin de proteger nuestros recursos naturales. La mayoría de nuestros problemas medioambientales solo pueden ser abordados a escala europea porque los contaminantes no entienden de fronteras. Por lo tanto, nosotros defendemos un enfoque de mercado en el que la política medioambiental europea tenga como objetivo ayudar a la industria a innovar y a abordar las inquietudes de los consumidores sin perder en competitividad.

5. Queremos fomentar una Europa de la Juventud y ofrecer un futuro prometedor a nuestras sociedades y a las familias europeas.

Europa ha de convertirse en un motor de la justicia y la solidaridad intergeneracionales. Luchamos por un futuro mejor para las familias en los ámbitos políticos transversales. Garantizar una política socioeconómica sostenible y equitativa es clave para que todas las familias tengan una vida mejor. Asimismo, deseamos un intercambio de ideas fructífero entre las distintas regiones de Europa acerca del modo de abordar los desafíos demográficos. Ante los futuros avances de la integración económica, fiscal y política, el presupuesto de la UE tendrá también que adaptarse, sin que ello suponga perder de vista sus principios fundamentales: la inversión en competitividad, puestos de trabajo para los jóvenes y una mayor cohesión entre sus Estados miembros.

Al mismo tiempo, debemos apoyar la construcción de una identidad europea para las futuras generaciones. El máximo número posible de jóvenes debería tener una experiencia personal de «Europa». Queremos crear proyectos interactivos novedosos y significativos que atraigan a los jóvenes de Europa, como ofrecerles billetes de Interrail cuando cumplan los 18 años. Este proyecto no solo permitirá a los jóvenes europeos descubrir la belleza y la diversidad del continente, sino que también ofrecerá a las regiones y ciudades europeas nuevas oportunidades para vincular sus proyectos al concepto europeo. Asimismo, queremos reforzar el programa Erasmus, tanto en su vertiente universitaria como en la de prácticas profesionales. Queremos establecer el principio de que este programa es para todos los jóvenes, independientemente de sus circunstancias personales. Queremos respaldar a los jóvenes animándoles a solicitar financiación de la UE a través de sus empresas emergentes y de sus pymes innovadoras.

Los europeos solo podrán actuar juntos si son capaces de entenderse los unos a los otros. Por ello, queremos que una parte del presupuesto de la UE se destine a promover en todos los Estados miembros cualificaciones para el éxito en el siglo XXI. Todos los niños deben tener acceso a una educación de calidad y la posibilidad, bajo la responsabilidad de los Estados miembros, de adquirir, con mayor amplitud de lo que ahora es posible, competencias en lenguas extranjeras, en el ámbito digital, así como de carácter creativo, analítico o crítico. El principal activo de Europa es su capital humano. Desarrollando plenamente nuestras competencias, proporcionamos a los jóvenes europeos la mejor garantía de un futuro seguro y mejor.

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La Unión Europea se encuentra en una encrucijada y hoy es nuestro reto colectivo y nuestra responsabilidad individual llegar a cada uno de nuestros ciudadanos y lograr que se involucren, con el fin de inspirar confianza a los europeos y hacer que se sientan de nuevo orgullosos de este proyecto único que han construido en las últimas décadas por la paz y la prosperidad de sus hijos.