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19.02.2019
Documento de posición del Grupo PPE sobre el comercio internacional
La Unión se sitúa a la vanguardia del comercio mundial libre y justo, de lo que dan muestra las numerosas asociaciones comerciales que hemos establecido en todo el mundo, así como nuestro firme compromiso a favor de un sistema multilateral, representado por la Organización Mundial del Comercio (OMC). A la luz de los retos actuales, la Unión debe aprovechar la oportunidad de establecer contactos de manera activa con socios de todo el mundo, a fin de sacar adelante una ambiciosa agenda comercial en un contexto mundial. La política comercial constituye un pilar importante que complementa la política exterior y la seguridad, tanto dentro como fuera de las fronteras de la Unión, al tiempo que fomenta el desarrollo mundial, proyecta nuestros valores europeos en la escena internacional, refuerza las asociaciones estratégicas de la Unión y contribuye a la forja de nuevas alianzas.
La globalización y la apertura de los mercados han mejorado significativamente los niveles de vida y han reducido la pobreza en la Unión y en todo el mundo. No cesamos en nuestro empeño por modelar la política comercial de la Unión de manera que los beneficios de la globalización se distribuyan más equitativamente. Las empresas europeas que importan y exportan en el marco de las cadenas de valor mundiales actuales son fuente de competitividad, empleo y crecimiento, al tiempo que brindan una mayor oferta y precios más reducidos a los consumidores y atienden a las necesidades de nuestra ciudadanía. Fieles a nuestro compromiso en pro de un comercio libre basado en normas y valores, abogamos a favor de la igualdad de condiciones, la defensa y la promoción de las exigentes normas de las que nos hemos dotado en la Unión, así como del fomento de los principios fundamentales de la democracia y los derechos humanos, todo ello con ánimo de reciprocidad y beneficio mutuo. La mejora de nuestra competitividad y nuestras exportaciones en todo el mundo es un factor clave para la creación de empleo. Habida cuenta de que el 30 % de las exportaciones de la Unión depende de las pequeñas y medianas empresas (pymes), los acuerdos comerciales deben incluir disposiciones eficaces para estas empresas en su calidad de motores del empleo, el crecimiento y la innovación. Al mismo tiempo, velaremos en todo momento por la protección de nuestros servicios públicos y la exclusión de los servicios audiovisuales. En aras de la participación ciudadana, pedimos a todas las partes interesadas que elaboren una mejor estrategia de comunicación sobre la política comercial de la Unión. Queremos transparencia y apertura en todas las fases de las negociaciones, pero defendemos la confidencialidad cuando sea necesaria para lograr los mejores resultados de negociación.
La política comercial es una importante competencia de la Unión. A este respecto, el dictamen del Tribunal de Justicia Europeo sobre el Acuerdo de Libre Comercio con Singapur ha reforzado el papel democráticamente legítimo del Parlamento Europeo y ha aportado claridad en cuanto a las competencias de la Unión en general. Nuestro Grupo acoge con satisfacción la propuesta del Consejo sobre la futura arquitectura general de los acuerdos comerciales. Pedimos a la Comisión que, cuando presente para su firma y celebración los acuerdos finalizados, y al Consejo que, cuando decida sobre la firma y celebración de futuros acuerdos, respeten plenamente la delimitación de competencias entre la Unión y sus Estados miembros.
Queremos una política comercial responsable basada en valores y normas que no se vea lastrada por cuestiones que no guarden una relación directa con el comercio internacional. Gracias a la lograda revisión del Reglamento de la Unión contra la tortura, al nuevo Reglamento de la Unión sobre minerales de guerra y a la refundición en marcha del Reglamento de la Unión sobre los controles de las exportaciones de doble uso, se contribuirá al refuerzo de los derechos humanos y a la mejora de la situación sobre el terreno, sin imponer trabas burocráticas a las empresas europeas.
Queremos fomentar el desarrollo sostenible mediante la negociación de acuerdos de asociación económica (AAE) que tengan en cuenta los intereses tanto de la Unión como del Grupo ACP (África, el Caribe y el Pacífico), la promoción de la integración regional, la creación de oportunidades para el comercio y la inversión, la mejora de la gobernanza económica y la reducción de la pobreza. Estamos convencidos de que la iniciativa «Todo menos armas» (TMA), el Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG) y el SPG+ constituyen instrumentos adecuados para apoyar el desarrollo y el crecimiento económico. El Grupo PPE acoge con satisfacción las propuestas encaminadas a reforzar la asociación entre la Unión y África con la perspectiva a largo plazo de un acuerdo de libre comercio entre continentes. Apoyamos los planes para incrementar la financiación disponible para los proyectos correspondientes en el próximo marco financiero plurianual (MFP) con miras a aumentar los intercambios comerciales con la Unión, aprovechar su pleno potencial y estimular tanto la inversión pública y privada como el empleo y la educación.
Los capítulos sobre comercio y desarrollo sostenible en los acuerdos de libre comercio de la Unión constituyen herramientas adecuadas y eficaces para promover normas internacionales pertinentes en el ámbito laboral y medioambiental, la difusión general de los derechos humanos y la buena gobernanza mediante la estrecha participación de la sociedad civil a través del diálogo y la cooperación. Las disposiciones vigentes sobre comercio y desarrollo sostenible son vinculantes y de amplio alcance, consolidan el sistema multilateral y están sujetas a un sistema de solución de diferencias específico aceptado por ambas partes. Acogemos con satisfacción el documento oficioso de la Comisión para hacer más eficaces los capítulos sobre comercio y desarrollo sostenible.
En nuestra opinión, el sistema de comercio multilateral plasmado en la OMC sigue siendo el mejor marco para lograr un comercio libre y justo a nivel mundial y conforme al Estado de derecho. Los acuerdos de libre comercio no son más que la segunda mejor opción, si bien una opción necesaria. Esperamos que la agenda de la OMC salga adelante en su totalidad, sin menoscabo de las estrictas normas europeas en todos los ámbitos. Deben tenerse suficientemente en cuenta los intereses de los productores de la Unión, incluidos aquellos que viven en nuestras regiones ultraperiféricas, así como los intereses de los países y territorios de ultramar asociados a la Unión. Seguimos apoyando firmemente la existencia de un sistema de solución de diferencias vinculante, así como de un Órgano de Apelación independiente, cruciales ambos para el buen funcionamiento de la OMC. Por este motivo, manifestamos nuestra preocupación por las vacantes en el Órgano de Apelación de la OMC y pedimos a nuestros socios internacionales que desbloqueen el proceso de nombramiento de nuevos jueces. Al mismo tiempo, estamos dispuestos a seguir debatiendo posibles mejoras de la OMC con nuestros socios internacionales. Por lo tanto, consideramos que el reciente acuerdo político sobre las relaciones comerciales entre la Unión y los Estados Unidos establece una buena base de colaboración con los socios que comparten la visión de la Unión para reformar la OMC y resolver prácticas comerciales desleales. Respaldamos que la Comisión proponga un planteamiento de conjunto para modernizar y afianzar el funcionamiento de la OMC en aspectos cruciales, como la adopción de nuevas normas para hacer frente a los retos existentes, en particular en materia de subvenciones a la industria, la propiedad intelectual y las transferencias forzosas de tecnología, así como un nuevo planteamiento del desarrollo.
Los Estados Unidos son un socio estratégico fundamental de la Unión. Compartimos valores comunes y disfrutamos de las relaciones económicas más integradas del mundo. La transformación que está experimentando el sistema internacional y los desafíos a los que nos enfrentamos destacan la importancia de las relaciones transatlánticas para garantizar la paz, la seguridad y la estabilidad. Tras la congelación de las negociaciones de la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (ATCI), necesitamos dar nuevos bríos a nuestra asociación para, juntos, dar forma al siglo XXI y sopesar la reanudación de las negociaciones comerciales cuando se reúnan las condiciones propicias. Por lo tanto, consideramos que el acuerdo político del presidente Juncker y el presidente Trump, de 25 de julio de 2018, —plasmado en una declaración conjunta que será objeto de seguimiento por el grupo de trabajo ejecutivo— puede allanar el camino para entablar un nuevo proceso de colaboración y negociaciones a fin de suprimir los aranceles sobre los productos industriales y las evaluaciones de la conformidad, lo que conllevaría ventajas evidentes para ambas partes. Compartimos las preocupaciones acerca de la amenaza que el exceso de capacidades en sectores clave a nivel mundial puede suponer a la hora de garantizar el funcionamiento del sistema de comercio internacional, la innovación y el crecimiento sostenible. Por este motivo, es fundamental que la Unión y los Estados Unidos sigan colaborando y refuercen la cooperación en múltiples instancias —incluido el Foro Mundial— para alcanzar una entente sobre asuntos comerciales de interés mutuo y evitar que la relación transatlántica se vea perjudicada en un futuro. Consideramos que la imposición universal de aranceles a las importaciones de acero y aluminio por parte del actual Gobierno estadounidense no es una solución adecuada a los problemas de exceso de capacidad. Respaldamos firmemente a la Comisión a la hora de garantizar la plena protección de los intereses de la Unión, en particular frente a toda medida de naturaleza proteccionista, incluidas aquellas que pretendan poner en entredicho la política agrícola común y la investigación en curso de posibles aranceles en el sector del automóvil. A la luz del acuerdo político, instamos a ambas partes a que trabajen en pro de una solución a la cuestión de los aranceles y a que se abstengan de imponer aranceles adicionales.
Somos conscientes de la importancia de crear una vecindad oriental estable, democrática y próspera. Apoyamos los acuerdos de libre comercio de alcance amplio y profundo para ofrecer a nuestros socios de la Asociación Oriental (AO) que así lo deseen un marco para actualizar sus relaciones comerciales y desarrollo económico. Acogemos con satisfacción un modelo de «AO+» atractivo y a largo plazo, pensado para aquellos países asociados que hayan realizado avances notables en la aplicación de las reformas vinculadas tanto a los acuerdos de asociación como a los acuerdos de libre comercio de alcance amplio y profundo. Dicho modelo sería un instrumento esencial para el desarrollo de los intercambios comerciales con la Unión. Pedimos que se apliquen plena y rápidamente los acuerdos de asociación de la Unión con Georgia, Moldavia y Ucrania, en particular los pilares comerciales. En este contexto, esperamos que se diriman con celeridad las cuestiones pendientes en relación con el capítulo del acuerdo de libre comercio de alcance amplio y profundo entre la Unión y Ucrania, e instamos a su pronta aplicación.
El comercio entre la Unión Europea y el Mediterráneo presenta buenas perspectivas. Apoyamos el inicio de las negociaciones de un acuerdo de libre comercio de alcance amplio y profundo con determinados países mediterráneos de la región y los continuos debates sobre la supresión de las barreras no arancelarias y técnicas, prestando especial atención a nuestras normas y productos sensibles (como los productos agrícolas).
Consideramos que la ratificación del AECG y su entrada en vigor provisional son el ejemplo más reciente de un acuerdo comercial que beneficia a todos y constituyen un modelo para futuros acuerdos. En una época marcada por un auge del proteccionismo, la ratificación del AECG es clara muestra de nuestro empeño en pro de un comercio abierto y basado en normas y del establecimiento de nuestras reglas y normas para modelar la globalización. El acuerdo refuerza nuestros lazos con Canadá, aliado de larga data.
Las relaciones comerciales con los socios de América Latina y el Caribe por fin se han convertido en una prioridad para la Unión y se reflejan en una red de acuerdos regionales. Acogemos con satisfacción la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación con Centroamérica, así como la aplicación provisional del Acuerdo Comercial con Colombia y Perú, que se amplió para incluir a Ecuador como tercer socio en enero de 2017. Consideramos que la entrada en vigor de los acuerdos de asociación económica con catorce países caribeños constituye un paso importante en aras de la salvaguarda y la promoción de la integración regional. Pedimos una rápida conclusión de las negociaciones en curso para poner al día el Acuerdo de Asociación con Chile y celebramos la conclusión de las negociaciones para la plena actualización del Acuerdo con México. Consideramos que un acuerdo amplio y equilibrado con los países del Mercosur que preste especial atención a los productos más sensibles de la Unión (por ejemplo, algunas mercancías agrícolas) y al tratamiento de sus contingentes arancelarios, combinado con la igualdad de condiciones para los sectores en cuestión, podría constituir un estímulo extremadamente útil para ambas regiones. La conclusión de un acuerdo equilibrado también ayudará a eliminar los obstáculos comerciales excesivos existentes, en particular los elevados aranceles, las complejidades de importación y los subsidios en la región. Estamos convencidos de que existen grandes oportunidades para crear una zona euro-latinoamericana de asociación interregional plena, basada en un modelo de regionalismo compatible con la OMC y con ánimo de reciprocidad y beneficio mutuo.
China es una de las mayores economías del mundo. Su enorme desarrollo interno ofrece importantes oportunidades a nuestras exportaciones e inversores. La Unión es el mayor socio comercial de China, mientras que para nosotros, China es el segundo, solo por detrás de los Estados Unidos. El volumen del comercio de bienes con China ha aumentado en gran medida en los últimos años y las exportaciones de la Unión han crecido con rapidez. Sin embargo, la Unión registra sistemáticamente un déficit comercial considerable. Esto se debe en parte a la persistencia de medidas no arancelarias, una falta de reciprocidad y obstáculos técnicos injustificados. Para garantizar la sostenibilidad de nuestra asociación económica, deben eliminarse progresivamente. Mientras prosigan las prácticas desleales, pedimos que se sigan aplicando de manera estricta los instrumentos de defensa comercial de la Unión y la nueva metodología antidumping. Sin embargo, la Unión se ha comprometido a abrir las relaciones comerciales con China sobre la base de unas condiciones justas y del respeto pleno de sus obligaciones con arreglo a la OMC.
Mientras tanto, respaldamos y analizamos las negociaciones actuales de un acuerdo de inversión amplio entre la Unión y China con el objetivo de crear un marco jurídico más seguro para el acceso al mercado a largo plazo. En este contexto, nuestras prioridades siguen siendo la promoción de la reciprocidad, la igualdad de condiciones, la resolución del exceso de capacidad y el trato no discriminatorio de las empresas y los inversores. El avance de estas negociaciones y la eliminación progresiva de los demás aranceles injustificados e incompatibles con la OMC y los obstáculos no arancelarios enviarán una clara señal del papel que debe desempeñar China en la economía mundial. Exigimos una mayor transparencia y mejor gobernanza en relación con la iniciativa denominada «Un cinturón, una ruta» aprobada por China y celebramos el establecimiento de la plataforma de conectividad UE-China. Los Estados miembros deben garantizar que la Unión tenga una sola voz en sus relaciones con China y que los posibles proyectos bilaterales estén en consonancia con un planteamiento común europeo.
Respaldamos que se entablen negociaciones para un acuerdo bilateral de inversión con Taiwán y pedimos a la Comisión que finalice los trabajos preparatorios para iniciar formalmente las negociaciones cuanto antes.
Celebramos los avances logrados por los países de Asia central en el marco de los acuerdos de asociación con la Unión, ya que se han convertido en socios importantes. Resaltamos la importancia de presentar una propuesta para la nueva estrategia antes de finales de 2019, de conformidad con la Estrategia Global de la UE.
La ratificación del Acuerdo de Asociación Económica entre la Unión y Japón marca un hito importante, de gran relevancia geopolítica, en el camino hacia la puesta en marcha del acuerdo comercial bilateral de más amplio calado negociado por la Unión hasta la fecha. Con este acuerdo se creará una zona económica de 600 millones de personas que representa más del 30 % del PIB mundial. El Acuerdo de Asociación Económica brindará enormes oportunidades de mercado para ambas partes, afianzará la cooperación en una serie de ámbitos, confirmará el compromiso de ambas partes a favor del desarrollo sostenible e incluirá por primera vez un compromiso específico en relación con el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Apoyamos las continuas negociaciones de la Comisión sobre las normas de protección de las inversiones y la solución de diferencias en materia de protección de las inversiones. El Grupo PPE considera que el amplio y ambicioso Acuerdo de Asociación Económica con Japón brinda la mejor oportunidad a las empresas y a la ciudadanía de la Unión para obtener el máximo partido de nuestras relaciones con Japón.
El Grupo PPE está a favor de una estrategia proactiva para negociar y aplicar plenamente acuerdos bilaterales con los países de la ASEAN, así como con Australia y Nueva Zelanda, para facilitar el acceso a las empresas europeas y eliminar los obstáculos no arancelarios. El Grupo considera que los acuerdos de libre comercio y de inversión con Singapur y Vietnam disponen de todo lo necesario para impulsar nuestros intercambios comerciales con estos dos países de la ASEAN y lograr un impacto positivo en el crecimiento, el empleo y la seguridad del entorno de inversión con ambos países. Celebramos el reciente inicio de las negociaciones con Australia y Nueva Zelanda encaminadas a ultimar rápidamente un acuerdo comercial exhaustivo y equilibrado. Respaldamos las actuales negociaciones con Indonesia, Tailandia, Malasia y Filipinas, así como la conclusión de un acuerdo de libre comercio entre regiones en los próximos cinco años.
El Reino Unido seguirá siendo un socio importante de la Unión habida cuenta de nuestros valores e historia comunes, incluida la pertenencia del Reino Unido a la Unión durante más de cuarenta años. Contar con un marco completo para nuestra futura relación redunda, por lo tanto, en beneficio de todas las partes, a fin de garantizar que ambos mercados permanezcan lo más integrados posible. Consideramos que la permanencia del Reino Unido en el mercado interior y la unión aduanera sería la mejor solución, tanto para el Reino Unido como para el resto de los Estados miembros, y la única que puede garantizar la continuidad de los intercambios comerciales sin fricción alguna y preservar plenamente los beneficios de nuestras relaciones económicas. La Unión debe seguir fomentando y cuidando su relación con el Reino Unido. De este modo se garantizará de cara al futuro que los flujos comerciales mutuos se vean lo menos perturbados posible. El Parlamento Europeo debe participar plenamente en el proceso de negociación de la futura relación comercial entre el Reino Unido y la Unión. Todo acuerdo comercial está sujeto a la aprobación definitiva del Parlamento Europeo.
Apoyamos el nuevo planteamiento de la Unión con respecto a la protección de las inversiones, que supone una mejora de los planteamientos individuales aplicados por los Estados miembros de la Unión en los más de 1 400 tratados bilaterales de inversión existentes. Si bien el Tratado de Lisboa transfirió estas competencias de los Estados miembros a la Unión, los tratados bilaterales de inversión siguen siendo un instrumento eficaz para proteger a los inversores de la Unión y a sus inversiones frente a prácticas desleales en el extranjero, hasta que puedan sustituirse por acuerdos celebrados a nivel de la Unión. Resulta esencial que el planteamiento de la Unión combine una protección exigente y eficaz de los inversores y sus inversiones con el espacio político necesario en otros ámbitos, en particular las normas legislativas actuales y futuras relativas a las cuestiones de protección del consumidor, la política medioambiental y social y las prerrogativas parlamentarias. El instrumento de protección eficaz de las inversiones, que podría formar parte de los acuerdos de libre comercio de la Unión o de acuerdos de inversión independientes, debe cumplir y salvaguardar el derecho de los Estados a regular. La búsqueda de un foro de conveniencia debe resultar imposible. Nuestro objetivo a largo plazo es tener un tribunal internacional independiente. Por tanto, acogemos favorablemente el mandato otorgado por el Consejo para la constitución de un tribunal multilateral para la solución de diferencias referentes a las inversiones, y anima a la Comisión a que continúe sus esfuerzos con los terceros países a fin de establecer lo antes posible dicho tribunal.
Abogamos decididamente por el establecimiento de un marco para el control de las inversiones extranjeras directas en la Unión Europea. Todos los países del G7 y la mayoría de los países socios de la Unión ya disponen de un mecanismo de control de las inversiones extranjeras estratégicas en el ámbito de la seguridad y del orden público. Por lo tanto, acogemos con satisfacción la introducción de un instrumento similar a nivel de la Unión para cooperar, controlar y, en su caso, restringir las inversiones extranjeras en estos sectores estratégicos.
Para seguir ahondando en la liberalización del comercio, es necesario, en beneficio de los intereses de nuestras empresas y ciudadanía, poder prevenir y reaccionar sin demora en caso de prácticas comerciales desleales en nuestros mercados. Por este motivo, respaldamos el recurso a diferentes mecanismos, como las cláusulas antidumping, antisubvenciones y de salvaguardia, cuando se cumplan los requisitos legales pertinentes. En consecuencia, consideramos que el reciente refuerzo de los instrumentos de defensa comercial, a los que ahora pueden recurrir las pymes de manera más fácil y rápida, resulta clave para la estrategia comercial de la Unión. Asimismo, un acceso recíproco positivo, más transparente y no discriminatorio a los mercados de contratación pública extranjeros, en particular para las pymes, es una pieza clave de la política comercial de la Unión.
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