Las nuevas normas sobre deuda serán estupendas, pero sólo si se aplican con seriedad

Normas claras, aplicación clara y un equilibrio razonable entre la reducción de la deuda excesiva y la posibilidad de realizar inversiones: esa fue la brújula del Grupo PPE a la hora de dar forma a las nuevas normas fiscales para los Estados miembros de la UE.

"Esta reforma es tanto un nuevo comienzo como una vuelta a la responsabilidad fiscal. Las antiguas normas fiscales tenían muchos puntos débiles y lagunas y adolecían de una aplicación casi inexistente. El nuevo marco constituye una base sólida para la Unión Económica y Monetaria de la UE. Las normas serán más sencillas y predecibles en el futuro", explicó el eurodiputado Markus Ferber, portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios del Grupo PPE, antes de la votación en el pleno de abril.

La gobernanza económica será más específica para cada país, pero dentro de un marco comunitario. "Por ejemplo, hemos conseguido fijar una cifra concreta sobre la reducción anual de la deuda requerida del 1% del PIB para los Estados miembros muy endeudados. También hemos añadido una cifra tangible sobre la desviación máxima que se permite a los Estados miembros respecto a su senda de gasto neto. Este tipo de sólidas salvaguardias contribuyen a garantizar la sostenibilidad de la deuda y un planteamiento común de la UE, teniendo en cuenta al mismo tiempo las diferentes posiciones de partida de los Estados miembros", explicó Ferber.

"Sin embargo, que el nuevo marco funcione realmente mejor que el antiguo depende de la voluntad de la Comisión. La institución debe aplicar una política estricta de ejecución y asegurarse de que no se produzca un retroceso en la consolidación fiscal. Si la Comisión aplica la misma estrategia de "laissez-faire" que con las antiguas normas, estamos condenados. Unas finanzas saneadas y unos niveles de deuda sostenibles siguen siendo cruciales, sobre todo teniendo en cuenta el reciente aumento del coste del endeudamiento público", concluyó Ferber.