El PP reclama a la comisaria Ribera una aplicación flexible y realista del Pacto Verde para no deteriorar la economía europea

Estrasburgo (Francia), 18 de diciembre de 2024.- Los eurodiputados del Partido Popular defendieron hoy en el pleno del Parlamento Europeo, en presencia de la comisaria de Transición Verde, Teresa Ribera, la realización de reformas estratégicas para aplicar de manera sensata y flexible los objetivos del Pacto Verde que hagan compatibles el cuidado del medioambiente con una economía fuerte y competitiva.

Durante el debate de actualidad titulado “Restablecer la ventaja competitiva de la Unión: necesidad de una evaluación de impacto sobre las políticas del Pacto Verde”, los eurodiputados populares, Juan Ignacio Zoido, Fernando Navarrete, Juan Ignacio Zoido e Isabel Benjumea, defendieron una flexibilización y pragmatismo para no dañar el crecimiento y competitividad europeos a la hora de aplicar los objetivos establecidos, al contrario de las políticas que Ribera ha aplicado como ministra en España.

Zoido manifestó que en los últimos años, Europa se ha enfrentado a los cuatro jinetes de lo que denominó “apocalipsis económico”: “la pandemia, la guerra, Frans Timmermans y, ahora, Teresa Ribera”. “Tras pasar como el caballo de Atila por la industria y la agricultura españolas, Ribera desembarca en Bruselas dispuesta a replicar en Europa el modelo fracasado e ideológico que impuso en España”, indicó.

No obstante, consideró que “aún estamos a tiempo de pararle los pies” aunque ciertamente “hoy pagamos un precio muy alto por no haber previsto los perjuicios del tsunami regulatorio verde que impuso la Comisión en la anterior legislatura”.

En este sentido, lamentó que las políticas se aplicaron muchas veces sin tener siquiera evaluaciones de impacto “o peor aún, haciendo caso omiso de ellas, llegando a ocultarlas a esta Cámara, como ocurrió con la Estrategia de la Granja a la Mesa”.

Por eso, Zoido consideró que es hora de aprender las lecciones del pasado y cambiar de rumbo, para ir hacia una urgente simplificación normativa y una reducción sustancial de la burocracia verde, “especialmente la que afecta a los agricultores, y más si pretendemos que acepten la nueva agenda comercial”.

En la misma línea, Navarrete argumentó que mientras la Unión Europea asume las restricciones del Pacto Verde, sus competidores globales avanzan en sus compromisos medioambientales globales “con menos cargas, mayor pragmatismo y respondiendo a los impulsos del mercado y el progreso tecnológico”, sectores primarios y de la industria europea “enfrentan más restricciones, perdiendo competitividad global”.

Recalcó que Europa ha pagado por tanto un precio por sus compromisos, pero no ha contribuido más al control global de las emisiones de gases de efecto invernadero que EE.UU. “Mientras Europa se queda económicamente atrás, el descenso de emisiones en las últimas dos décadas en EE.UU y la UE es similar”, recalcó.

Ante “semejante despropósito”, dijo, unos proponen “doblar la dosis”, otros “negarlo todo” y otros “no tocar nada”. A su juicio, lo necesario es evaluar con rigor y profundidad la estrategia seguida en los últimos años y “estar abiertos a profundas reformas con un enfoque flexible que responda al verdadero impulso tecnológico, a las señales de los precios y que abandone las metas y calendarios fijos fijados arbitrariamente”.

“Los ciudadanos nos demandan liderar la transformación económica y social sin auto-imponernos restricciones que minan nuestra capacidad de competir e innovar en el mundo”, insistió.

Por su parte, Raúl de la Hoz aplaudió el anuncio de la presidenta Von der Leyen de un “Pacto Industrial Limpio”. Pero “falta lo importante, que es acertar en el desarrollo de las herramientas para reorientar esas excesivamente ambiciosas políticas climáticas y hacerlas compatibles con las, igualmente necesarias, políticas industriales y energéticas, que finalmente aseguran la competitividad de nuestra economía”.

A su juicio, ese nuevo Pacto, no puede ser, en absoluto, ni una operación de restyling ni tampoco una simple actualización de las políticas, sino más bien un cambio de paradigma en las políticas industriales: “poner al mismo nivel el objetivo de descarbonización con el objetivo de competitividad, y que asuma, como principio fundamental, la necesidad de reformular aquellas políticas que, en aras de la consecución de los objetivos climáticos, sabemos que están lastrando, o han lastrado, la competitividad de nuestra industria”.

Por su parte, la diputada Isabel Benjumea alertó del peligro de “imponer una ideología, como si fuera una especie de doctrina sagrada que nadie puede cuestionar, discrepar, debatir o tan siquiera matizar”.

“Cuando alguien cuestiona los excesos de los requisitos impuestos por el Pacto Verde, la inmediatez de los plazos y los efectos que tendrá en la economía, no está cometiendo una blasfemia. Ni cuestionando la necesidad de cuidar nuestro medio ambiente”, advirtió ante el plenario.

En este sentido, Benjumea subrayó que el mensaje en las pasadas elecciones europeas de los ciudadanos fue rotundo: “no se puede abocar al cierre a sectores económicos claves de nuestra economía, perder cientos de miles de puestos de trabajo y restarnos capacidad competitiva por el cumplimiento de unos objetivos climáticos que nadie más en el planeta quiere cumplir”.

Por ello, “urge revisar los objetivos impuestos a sectores estratégicos, así como poner en el centro de nuestras políticas a agricultores, ganaderos, transportistas, pymes y familias”.